Mi hijo por
lo general no es tan preguntón como su hermana, pero cuando lo hace, lo hace en
grande. Veamos porqué.
Érase una
tarde de sábado. Estábamos en el parque Julio Enrique Monagas de Bayamón. Allí
celebramos uno de los logros de mi hijo como cachorro de escucha, Cub scout en inglés. Se trataba de la
ceremonia de Flecha de Luz, el rango más alto que puede alcanzar un “cobito”.
La
actividad estuvo enmarcada en un ambiente místico. Con muchos elementos
sorpresa, como solo a nuestra Cub
Master, Maribel Medina, se le pueden ocurrir. Una de esas sorpresas fue la
aparición de un indio en tapa rabos con arco y flecha.
Como parte
de la ceremonia, el indio encendió la punta de la flecha y la disparó hacia lo
lejos. Mi hijo y yo teníamos que ir a recogerla y traerla nuevamente para que
entonces le entregaran su rango formalmente.
De camino a
buscarla, charlamos de cómo se sentía con lo que estaba pasando y yo le decía
lo orgulloso que estaba de él y que me encantaría verlo convertido en un
escucha águila. De pronto... “¡Boom!”, una pregunta de las buenas.
─”Papá,
¿cómo tú me hiciste?.
─”Con mucho
amor”, le contesté.
─”Nooo,
¿cómo? Si te acostaste con mamá y cosas así.
¿Pero que
es ésto? Así sin anestesia. Eso fue como Pearl Harbor, un ataque aéreo sorpresa.
Quedé destrozado con la pregunta. Me puse frío y no sabía qué hacer. Entonces
le digo:
─”Papito,
yo te explico en casa porque aquí estamos en tu ceremonia y no podemos
interrumpirla y además no tengo el libro para que puedas entenderlo todo”.
─ “Ok”, contestó.
Confieso
que le rogué a Dios que se le olvidara el asunto cuando llegáramos a casa y así
salir ileso.
Le conté
todo a mi esposa y se quedó boquiabierta. Una vez en la casa, el chico se fue a
su cuarto a jugar con sus Legos y yo a ver televisión. Mi esposa se me queda
mirando y me dice:
─”No
mijito, busca el libro y explícale al nene lo que quiere saber”.
─”Pero si
ya se le olvidó. Cuando vuelva a preguntar yo le explico”
─”No. Tú se lo dijiste y ahora le cumples.”
No hubo
remedio. Tuve que buscar el famoso librito y citar a mi hijo a una charla
hombre a hombre. Comencé por preguntarle qué era exactamente lo que quería
saber y qué sabía sobre el tema. Así yo sabría por dónde dirigirme.
Bueno, le
expliqué todo y le mostré láminas para que no tuviera dudas. Le fui haciendo
preguntas para corroborar que estuviera entendiendo todo y al final le
pregunto:
─”Bien,
¿tienes alguna duda?”
Me miró con
cara de incredulidad y asombro y dice:
─”Ewww .
¡Papaaaa!, ¿Porqué orinaste a mamá por dentro?
Me dieron
una ganas terribles de reirme pero me contuve. Pero esa mis amigos, es otra
historia.
¿Qué
aprendí de esto?
Hay que hablarles de sexo en la medida de su curiosidad, la edad que
tengan y sus conocimientos del tema. Nunca inventes o mientas y no contestes
más de lo que tu hijo pregunte. Recuerda, mejor le enseñas tú a que aprenda
incorrectamente por vía de terceros.
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